Durante casi ocho años estuve viviendo en Madrid y uno de mis rincones favoritos de esta ciudad fue el Txirimiri. No, no es esa típica lluvia fina y casi imperceptible que en mi pueblo se llama calabobos, si no un bar situado en la calle General Díaz Porlier 91. Como vivía bastante cerca lo descubrí por casualidad, paseando, antes de entrar tuve la corazonada de que me iba a gustar y no me confundí.
Es un bar no muy
grande de dos plantas, la primera con la barra y la de abajo con un pequeño
comedor. En las paredes, sobre pizarra, está escrita la carta, original y
cambiante para adecuarse al gusto de los clientes con platos tan sugerentes como:
crujiente de confit de pato con crema de foie, croquetas de boletus, trufa y
jamón, lasaña negra de rape, langostinos y leche de coco, falso rissoto de
queso Idiazábal con espárragos verdes,…
Además en la barra
siempre hay cuatro o cinco pintxos que no aparecen en la carta y que cambian
diariamente, uno de ellos es una de las estrellas del lugar: la tortilla de
patata, con la cebolla casi caramelizada, la patata dorada y muy poco cuajada.
No puedo evitar salivar al recordarla.
Tanto me gustaba que
cada vez que tenía oportunidad me dejaba caer y se lo enseñé a amigos,
familiares y visitas varias.
Es fácil encontrar
el bar lleno, sobre todo por la noche, aún así el trato es siempre exquisito y
lo mejor de todo es la relación calidad precio. Os recomiendo que si estáis por
Madrid os intentéis pasar por Diego de León y buscad este lugar.
La receta que os
propongo hoy la aprendí en un curso de cocina. Imaginad mi alegría al ver que
en Kitchen Club, una escuela de cocina, tenían programado un curso de pintxos
vascos que impartía el dueño del Txirimiri, en cuanto lo vi no lo dudé ni un
segundo y me apunté. Podría aprender a hacer alguno de los platos que tanto me
gustaban y estuviese donde estuviese sería capaz de sentirme como en el
Txirimiri. Desde ese día he elaborado las recetas en numerosas ocasiones
siempre con resultados gratificantes.
El plato lo
presentan como carrilleras de ternera estofadas con crema de patata y Pedro
Ximénez, pero yo lo he rebautizado como carrilleras txirimirescas, ya que esa
palabra la inventamos mi hermana y yo para poder hablar de platos deliciosos como
alegoría a las pequeñas divinidades gastronómicas que nos encontrábamos en ese
bar y desde aquí también hago un pequeño homenaje a mi hermana dando a conocer
al mundo una de nuestras palabras favoritas: TXIRIMIRESCO!
Ingredientes (4-6
personas):
- 2 carrilleras de ternera, 2 cebollas, 1 puerro, 2 zanahorias, 2 ajos, 2 manzanas amarillas, una rama de tomillo, una rama de romero, 1 copa de coñac, 1 botella de Pedro Ximénez, vino tinto, caldo de carne, 4-6 cucharadas de azúcar, sal, pimienta y aceite de oliva.
Para hacer el
sofrito ponemos en una cazuela un buen chorro de aceite de oliva y cuando esté caliente
echamos las verduras finamente picadas (mejor si las picamos con la picadora de
la batidora). Sin parar de remover las tenemos unos diez minutos a fuego fuerte
para conseguir que se doren pero sin llegar a pegarse y posteriormente las
dejamos a fuego lento durante dos horas.
Limpiamos bien las
carrilleras, las salpimentamos y las marcamos en una sartén con aceite de oliva
(para los que os estéis iniciando en el mundo de la cocina marcar es freír a
fuego fuerte por todos los lados la pieza de carne que vayamos a cocinar después
para que se forme una corteza exterior que permita mantener en el interior
todos los jugos de la carne, también suele denominarse sellar).
En la cazuela en la
que tenemos ya el sofrito preparado añadimos las manzanas cascadas, la ramita
de romero, la de tomillo y las carrilleras (como la mayoría no disponemos de
tomillo y romero fresco podemos utilizarlos en su versión en seco, la de los
botecillos de toda la vida). Vertimos la copa de coñac y flambeamos, cuando se
apague añadimos todo el Pedro Ximénez y vino tinto hasta cubrir pero no del
todo la carne, dejamos a fuego lento unos 30 minutos (la salsa debe reducirse más
o menos a la mitad). Luego se añade el caldo de carne hasta cubrir las
carrilleras, también añadimos el azúcar y mantenemos a fuego lento otra hora y
media. Es conveniente estar pendiente porque hay que ir desespumando y controlar
que las carrilleras estén siempre cubiertas. Para comprobar que la carne está en
su punto debemos introducir y sacar un cuchillo sin dificultad. En ese momento
se retiran las carrilleras, se cortan en filetes y se reservan mientras la
salsa se mantiene en el fuego hasta que espese un poco y gane la consistencia
deseada, cuando la alcance pasamos la salsa y volvemos a introducir las
carrilleras para servir calientes
Mientras se hacen
las carrilleras se puede preparar un puré de patata, pero de consistencia más ligera. Para ello coceremos en una cazuela unas cuantas patatas y tras aplastarlas añadimos un poco de mantequilla, media taza de mantequilla y media de nata, si con eso aún no es lo sufiecientemente ligero podemos añadir algo del agua empleado en la cocción de las patatas.
Que aproveche
tiene una pinta txirimiresca y además, esta receta sabe txirimirescamente bien!!!!
ResponderEliminarBesos!
CGL
Ñam!!!... recetas txirimirescas son bien!!!... :)
ResponderEliminarUna duda, creo que hay una errata, en la parte del puré de patata, es media taza de leche y nata???
ResponderEliminarBuenas Mariete
EliminarEs media taza de leche y media taza de nata, no media taza de los dos ingredientes. De todas formas son medidas aproximadas, se puede jugar con ellas en función de los gustos de cada uno y por ejemplo, añadir solo nata.
Eso es lo bueno de la cocina, que nos permite tener nuestros pequeños momentos de creatividad.
Un besazo txirimiresco
TU SI QUE ERES TXIRIMIRESCA.
ResponderEliminarBESOS
AMANDA